Thursday, December 10, 2009

Compras Navideñas A Tiempo: Una Razón Por La Que Debes Hacerlo

A más tardar la tercera semana de Noviembre, y mi lista de compras festivas ya estaba puesta en mi carrito de compras virtual. Este momento ocurría luego de una buena investigación detectivesca, primero con mis niños, luego con mis sobrinos, y comparando la información obtenida con los regalos que recibirían de otros familiares (me aseguro así de no repetirles las mismas cosas que los demás regalarán). A continuación solo espero tranquilamente a que todos los artículos ordenados "desfilen" a casa durante la primera semana de Diciembre, o la segunda semana, a más tardar. Vivo en República Dominicana, y muchas de las cosas que ordeno en Estados Unidos toman tres días adicionales en llegarme desde mi dirección especial en los Estados Unidos.

No, no soy una modelo perfecta de "compras-a-tiempo". Quisiera serlo, para que este asunto entonces salga natural de mí. Así no necesitaría tener que a la fuerza enfocarme sin demoras en este quehacer tan dependiente del tiempo. Ese deseo es especialmente válido mientras tengo un montón de otras cosas en la mente justo en ese momento. Pero entonces, ¿cómo es que puedo lograr esto? Bueno, la experiencia nos enseña que cientos de cosas pueden pasar. Las malas cosas son las que generalmente nos enseñan con rapidez. ¡¡Uff!!

De mi experiencia personal, la siguiente es una de las cosas malas que pueden pasar si no haces tus compras festivas a tiempo:

Hace dos años preparé mi listado de compras, y, para mantenerme "fría" con mis familiares políticos (incluyendo a mi suegra...), les ofrecí ordenar por ellos algunos de los regalos navideños de sus listas. Ordené mis cosas justo a mitad de Diciembre, y muchas llegaron a tiempo. ¿Quieres adivinar cuáles cosas no estaban en su camino siquiera, y aparentemente ni cerca de estarlo? Correcto...

Bueno, los días se aproximaban, cada vez más, a la Nochebuena... y a una cena especial en casa de mi suegra, que todos los años se celebra allí. Toda la familia se reúne allí, incluyendo a muchas amistades y todos los niños de la familia. ¡Hasta Santa aparece mágicamente a las 9:30 p.m.! Algunos papás lo ayudan en medio de un gran barullo, a llenar su gran bolsa con todos los regalos que están escondidos bajo la escalera, para luego hacer la visita tan esperada por los pequeños... ¿Puedes imaginarte ya mi desgracia?

Muy bien, entonces ya puedes ver que al acercarse los días, y que el resto de las cosas ordenadas empezaban a ser enviadas l-e-n-t-a-m-e-n-t-e, yo tenía grandes razones para comerme las uñas hasta los huesos. Los días dejaron de serlo para convertirse en solo horas restantes...Algunas cosas llegaron, pero eran las menos importantes, por supuesto. La Nochebuena llegó al fin, y yo ya me sabía los nombres de todos los dependientes que trabajaban en la oficina central de la compañía que me trae mis cosas a mi país desde Estados Unidos. Me aprendí los nombres de hasta aquellos que laboraban en las oficinas de Estados Unidos! Estaban teniendo unas terribles demoras en todos los envíos hacia la República Dominicana.

Era mediodía, y todas las cosas estaban desde el día anterior retenidas en el Departamento de Aduanas, en el aeropuerto de República Dominicana. Llegaron las tres de la tarde, y no había ninguna noticia... Las cinco, y la cena navideña sí era segura a las 8:30 p.m. rayando! Todos los familiares políticos estarían allí... Todos los niños también, esperando por sus regalos... Perversamente, solo las cosas de mis hijos estaban todas completas, hermosamente envueltas en su brillante papel navideño.

A las 6:00 p.m. de la tarde, la gente de la oficina de envíos no tenía ninguna noticia con qué ayudarme. Pero lo que realmente me colmó hasta la tapa fue cuando la dulce, buena dependienta con la que había conversado todo el tiempo sobre mi caso desapareció, y otra me dijo simple y secamente que a las 7:00 p.m. de la noche las oficinas cerrarían. Era un lunes, y me dijo que yo tendría que esperar hasta el miércoles para retirar mis cosas. Me iba a morir ahí mismo, pero ella cometió un error: me dijo que el camión del aeropuerto acababa de llegar con todos los pedidos...

Dejé de ser una madre preocupada y suplicante, y me volví una tenebrosa y horripilante bruja que le dijo a la segunda dependienta no sé qué cosa. Lo que sea que haya sido, logró que mi dependienta original estuviera de nuevo en el teléfono. A ese punto, ya no me importaba nada. Solo me imaginaba el resto de mi vida viviendo en el exilio, para evitar la furia de mis familiares políticos. Eso solo disparó algo más potente en mí. Luego de una conversación que no recuerdo, estaba tomando las llaves del automóvil, lista para atormentar el lugar y propagar caos general en esa oficina. Justo entonces, el teléfono sonó, y la dependienta le dijo a mi esposo (yo ya estaba dentro del auto) que ella permanecería en la oficina hasta después de las 7:00 p.m., ella y otros dependientes más, solo para abrir, contra todos sus reglamentos, el camión recién llegado... justo para conseguirme mis cosas. Ella también le dijo a mi esposo que sería menos estresante para mí si él fuera a buscarlas, en vez de ir yo. Je, je... Ella estaba asustada, ¡la pobre mujer! ¿Qué sería lo que le dije? ¡No recuerdo nada!

Bueno, tenía que alistar a los niños, y a mí también, por lo que acepté. Por supuesto, a ella le dije que si por la mínima razón del universo, mi esposo volvía sin mis pedidos, la visitaría a ella junto a toda la oficina central el siguiente miércoles, a primera hora... Fui lo suficientemente cortés al decirle este mensaje, y lo recuerdo porque ya estaba más calmada. Probablemente nuestras conversaciones previas todavía estaban surtiendo efecto, porque todas mis cosas llegaron a casa...

Todo pasó muy bien en la cena de Nochebuena...Nadie descubrió lo que pasó. Si lo descubren ahora, bueno, espero que no me guarden resentimientos... Eso pasó hace dos años, y yo era un poco descuidada con el tiempo para las compras festivas.

¿Que si le di las gracias a la dependienta por lo que hizo? Sí. La visité el miércoles siguiente, y me identifiqué frente a ella. Luego de presenciar cómo sus ojos se volvían grandes y redondos como dos platos de postre, le sonreí en la manera más cálida posible, me disculpé por mi conducta alocada, y le dí una inmensa, saludable piña que compré en el supermercado para ella. Era una fruta especial, gigante como nunca las había visto antes en mi vida entera, y como sé que algunas compañías son estrictas en sus políticas, yo sabía que no habría problema para que ella pudiera aceptar este regalo. Ella estaba sorprendida, y feliz. Todavía veo a esa representante de servicios de vez en cuando, al visitar esa oficina. Siempre le agradezco por la ayuda heroica que me proporcionó esa noche.

Luego de pasar por una terrible experiencia como esa, no está tan mal un final así, ¿eh? ¡Pero estuve cerca!

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